Pascua del Enfermo

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La Archidiócesis de Santiago de Compostela, unida a la Iglesia universal celebró, hoy 5 de mayo, la Pascua del Enfermo con el lema “Dar esperanza en la tristeza”, un mensaje que quiere recordar la alegría de la Resurrección, en este tiempo pascual. Para conmemorar esta fecha, el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Prieto, presidió hoy domingo a las 19:30hs, en la Parroquia de San Esteban de Paleo de Carral, una Eucaristía, en la que estuvo acompañado, además del párroco Juan Carlos Novo, de varios sacerdotes de diferentes parroquias de la Diócesis y de un diácono, por el delegado para el Desarrollo Humano e Integral, José Ramón Amor Pan.

En el transcurso de la misma se impartió la unción de enfermos a un numeroso grupo de personas. En la homilía, el arzobispo destacó, a raíz del lema de la Jornada del Enfermo de este año, que sólo se puede decir que se conoce y se ama a Dios “cuando permanecemos en el amor que recibimos, solamente cuando amamos como Él nos ha amado”.

Mons. Prieto afirmó que cuando uno dice que ama, tiene que venir acompañado por el gesto, por la presencia y por la compañía y el consuelo. También recordó cómo Cristo se hace presente en la enfermedad, en la fragilidad, en el corazón y en la vida del enfermo “para acompañar, para sanar con ese sanar profundo interior de adentro, y es entonces cuando ese sanar se convierte en una de las expresiones más profundas, más auténticas, de ese amor más grande, como dice Jesús en el Evangelio, aquel que da la vida por los amigos”. El arzobispo destacó que cada vez que se acompaña y se consuela al enfermo, cada vez que se está a su lado, que se camina con él en la enfermedad “caminamos con Cristo. Ahí nos espera”.

En el contexto de las preparaciones para el Jubileo 2025, D. Francisco animó a disipar las tristezas y amarguras para ungir “el corazón de esta sociedad con la esperanza que nos viene del Señor (…) y mostrar una esperanza que nos viene de aquel que nos recuerda, que sólo cuando amamos, vivimos; sólo cuando amamos, mostramos el corazón de una humanidad que lo es verdaderamente”.

Tuvo también palabras de agradecimiento para el personal sanitario en los hospitales, a los que cuidan a los enfermos en las residencias, a las personas que cuidan y acompañan a los enfermos de manera voluntaria: “quisiera dar gracias por todos y cada uno de vosotros, sin nombres propios, sino con el único nombre de aquel que sabe que el amor, cuando toma carne en nosotros, es un amor que nos lleva a tocar sinvergüenza y sin reparo la carne herida de nuestros hermanos”.

El arzobispo pidió mirar y tener mirada de fe con el que está al lado, “porque qué importante es que como Dios mira el corazón del hombre, sepamos mirar el corazón del hermano, y ahí, si hay heridas las curemos, ahí demos gracias a Dios, porque siempre nos aguarda para sanarnos y nos invitan a ser esos sanadores que pongamos esperanza donde hay tristeza, y que convirtamos la fricción en el gozo que brota de aquel que sabe que tiene una esperanza que nunca decae”.

La Pascua del Enfermo pone fin a la Campaña que la Iglesia en España inició el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, con la Jornada del Enfermo a nivel mundial y se cerró hoy, con la Pascua del Enfermo, un día en el que las comunidades parroquiales oran con y por los enfermos, muy especialmente por los que están solos, por los que experimentan sentimientos de tristeza, desesperanza o desánimo.

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